Serafín Dopazo: los animales, criaturas quiméricas

Serafín Dopazo

expone en el Ateneo de La Laguna

diálogo entre CANES

 

Del 7 al 29 de septiembre

 

El pintor Serafín Dopazo inauguró el pasado viernes su última exposición, titulada “Canes”. A mi entender contiene formas muy sugerentes, porque sus monstruitos muestran un gran contenido vital, humorístico, colorista, atrevido, por supuesto imaginativo y onírico…

De sus palabras en el acto extraigo estos párrafos muy significativos pues en ellos se aborda de pleno la información que el propio artista tiene de su proceso creativo:

La pintura que aquí expongo es, sobretodo, evocativa, alude y desarrolla una teoría de conocimiento del mundo, tanto objetivo como subjetivo, de corte sensualista, que presento descarnado, ya sin piel que lo proteja; y es que, como sabemos, lo soñado y lo vivido es lo mismo para nuestro cerebro, las distintas realidades en él se mezclan…

Tampoco creo que mi pintura sea ingenua, aunque tenga su anclaje en aquellas lejanas y misteriosas luces que todavía brillan en la oscuridad del tiempo. De hecho participa de aquellos recuerdos que en la actualidad represento con la misma viveza de color maduro que entonces ya me impresionaba, unido a una temática no muy distinta a la del pasado, de vulnerabilidad, miedos y angustia, expresada a través del hilo conductor de los perros, más que animales, criaturas quiméricas que toman el cuerpo de mis diferentes estados de ánimo y preocupaciones.

De aquel tiempo, recuerdo que algunas tardes, cuando mi tío Paco regresaba a casa tras su trabajo de ebanista, me traía una diminuta chocolatina dentro de la cual había una estampita con pasajes del libro de Julio Verne La vuelta al mundo en ochenta días, que yo coleccionaba junto a otras pegadas en un álbum. Eran dibujitos primorosos, muy detallados, de colores fuertes pero desvaídos, como si, tras desenvolver el paquetito, al contacto con la sola luz hubieran empezado ya a corromperse. Aquellas sugestivas imágenes cumplen hoy la función de citas, tan importantes para un pintor como puedan ser los textos de otros autores para un escritor o un poeta. Pues decía Nietzche, “Cuando uno ha alcanzado la madurez sólo se recuerdan los momentos verdaderamente notables con relación a la niñez, la secuencia de los años pasa rápidamente ante mi vista como un sueño confuso, sin embargo varias cosas permanecen vívidas y vitales en mi alma y de esas cosas, junto a lo oscuro y tenebroso, pintaré mi retrato”.

Cualquier proceso de investigación tiene algo de juego y esa parte lúdica no le quita ni un ápice de credibilidad al resultado, lo serio no es lo contrario de lo divertido y ambas cosas, tomadas en la misma dosis, puede ser muy saludable.

 

 

 

 

 

 

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