Los libros de Amparo Walls Hernández. Escribir a los 94 años.

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Día Mundial del Teatro: la Libertad

La Libertad es el mejor símbolo para definir el teatro: la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la deshinibición como fuente creativa y de expresión de la libertad individual. En fin, la Libertad con mayúsculas sea cuanto sea lo que se entienda por libertad. Segismundo, el personaje central de "La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca, lo tenía bien claro, era poder actuar libremente sin estar sujeto y oculto en una cueva. Puede ser un símbolo de nuestra condición humana (como bien indicó Platón), pero también es la constatación evidente de que nos somos libres aún hoy día (sin tener que remontarnos al siglo XVII), y que estamos sujetos a las decisiones de otros, a los giros económicos y políticos, a la contingencia diaria de la incertidumbre moderna y a la manipulación social de quienes socialmente deciden por nosotros. Por eso, quiero dejar constancia de ese grito individual de Segismundo como  un testimonio general en el que se reclama la sustancial y verdadera libertad.

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Sancho, hombre de trapo

 

© Alberto Omar Walls

[…] movidos de un mismo espíritu, se llegaron a Sancho, y apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y echándole en ella […] comenzaron a levantarla en alto y a holgarse con él como un perro por carnestolendas. Las voces que el mísero manteado daba fueron tantas, que llegaron a los oídos de su amo…

           Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

            Capítulo XVII

 

 

Me maltratan como muñeco de trapo

y gritan colorin colorado,

así estuviese de colores pintado.

 

¿Soy de trapo? ¡He de ser muñeco

barato, de trapo rajado y

meado por aguas de niños!

Sí, soy de trapo, porque me atrapan,

me aprietan contra el suelo, mis costuras

se rasgan y me destripan

como si tuviera crin, guata, y aserrín.

 

¿Seré un muñeco de trapo?,

¡lo juro, no me hicieron de crin,

ni aserrín, ni trozos de trapo,

y no tengo colores ni manos de barniz!

¡Ay, que me hicieron de carne doliente,

y solo soy el pobre Sancho

que en nada niega ni contradice

la autoridad de don Quijote,

y por ello tengo maltrechos mis huesos

con todos mis trapos molidos!

 

¡Aunque si me hicieron de trapo,

que es material barato,

y me desbaratara, pues con dos zurcidos,

un gran hato en el pescuezo,

y quizá de esta me escapo!

 

De ser de trapo tendría mis siete vidas,

las siete de un felino, y me escaparía

tirando sin bridas hacia los lados

así en la vida como en la muerte,

porque siempre resistirá

y aguantará mi cuerpo de trapo

que guarda mis vísceras de guata…

 

¡Pero qué de vapuleos me dan los maleantes,

qué tremendas volteretas dibujo en el aire,

y con qué mareos y padecimientos me regalan!

 

¡Cuidad donde caigan mis madejas,

si mi cuerpo es de trapo,

por si lo atrapara las uñas afiladas

de aquel gato! Porque todo gato palpa

mira, saja y tira, muerde y abre

el vientre de trapo y destripa

el aserrín enguatado. Ay, maldito gato

si me atrapara la cabeza… La deshuesa

del resto de mi trapo, las desesa

y deshilvana la tela de araña

mal hilada de mi cerebro,

desmadejaría la lana de mis cuentas

de pensamientos y desmemoriaría

la historia de mi triste pasado.

Cansado me dejaría, cejando en su juego

carnicero, y yo quedaría abierto,

acabado, destrozado, sangrado,

arañado, mordido, vejado,

llorando, ¡ay, bendito Sancho!,

la ausencia de todo tu ser

y el olvido de toda tu parentela.

 

¿Me hicieron de trapo?

¡Será porque me adapto a cien brazos!

¡Voy de mano en mano! ¡Una mano

me mece, otra mano me acuna,

me pellizcan manos, en abrazos

crueles manos se hermanan y se aúnan

manos con mi cuerpo de trapo!

¡Manos me estiran, manos minan

con malos tratos la unidad

de mi cuerpo de trapo! ¡Manos

me contraen y manos me deshacen,

manos me tiran y manos

me recogen, me castigan manos,

y manos me sobrecogen,

manos me reprenden sin tacto

y hacen pactos tantas manos

que destrozan mi cuerpo de trapo!

 

Harapo pendejo, mi cuerpo de trapo,

lana raída que no puede huir

de las viles manos. Las manos alzadas

se rifan mi cuerpo de trapo y lo hacen trizas.

 

La tinta roja que destilan

mis harapos se desliza y aprisa

prende en la ansiosa estopa

de las manos, como si mis trapos

cedieran al fuego de las iras

y ardieran con sangre brillante

y viscosa de mi cuerpo de trapo, pelleja

sajada por los tajos de las sucias

uñas de tantas pérfidas manos.

 

¡Ya no soy el humilde Sancho,

sino un destartalado muñeco de trapo,

moñudo, colorín y colorado!

¿Que de moquetes se trata?,

¡la que me cae encima! ¡Apartad,

apartad tantas manos de mi cara!

 

¡Ya vuelvo a lo alto, al aire

mantean mi pelele y no escapo!

Dios lo sabe, soy de trapo,

que caigo, me enredo, me desbarato,

que subo, me tuerzo, descalabro,

que crujo, me aguanto, pero me adapto

y salto de mano en mano, hasta

que me abandonan en tierra

casi muerto, mugriento, sin aliento…

 

¡Ay, mi amo don Quijote,

paréceme que la vida se va en un suspiro!,

¿pero qué extraño destino nos trajo

a esta desvencijada venta, que llamáis castillo, 

olvidada de la fortuna del buen Dios?

 

Lloro mi soledad descuajeringado

en este rincón mohoso, pero solo me quejo

de mi mala y contrahecha suerte

y no del dolor de este vapuleado cuerpo,

que…¿qué iba a deciros, vuesa Merced?

 

¡ah, que ya no siento mis trapos!

 

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Angie Hernández gana el III Premio Amparo Walls Hernández

 

 FALLO DEL JURADO DEL III PREMIO LITERARIO

AMPARO WALLS HERNÁNDEZ CONVOCADO POR

LA ASOCIACIÓN CULTURAL CANARIA DE ESCRITORES/AS (ACTE).

 

En Tenerife, el 21 de julio de 2021, se reunió el jurado nombrado para fallar este concurso, integrado por representantes de la Literatura Canaria actual, en el que actuó como secretario sin voz ni voto Damián H. Estévez, vicepresidente de ACTE.

 

Después de las deliberaciones para valorar las doce novelas presentadas a concurso, provenientes tanto de las islas como de países sudamericanos, el jurado decidió otorgar el III Premio Literario Amparo Walls Hernández, consistente en la publicación de la obra, al libro de relatos titulado Piedra y océano, presentada bajo el seudónimo Agora. Una vez abierta la plica con los datos del autor, éste resultó ser ÁNGELES HERNÁNDEZ CRUZ.

 

 

 

 https://www.actecanarias.es/es/angie-hernandez-ganadora-el-iii-premio-amparo-walls-hernandez-novela-corta

ISLA DESIERTA

 

            ISLA DESIERTA, es un mediometraje escrito y dirigido por Eduardo Melián y Melania Simón (ideado en el taller del cineasta Raúl Jiménez) que rodamos una vez acabado el confinamiento, cuidando todas las medidas de seguridad sanitaria (que no eran pocas), y acortando al máximo también el tiempo de rodaje.

 

            El tema estrella, general, como no podía ser de otra manera, fue el que estaba en el ánimo de toda la población mundial y que nos había paralizado en nuestras casas durante tres larguísimos meses: la pandemia originada por el Covid19.

 

            Pero bajando a la historia específica, los guionistas nos muestran unos personajes vitales que sufren el terremoto social, cada uno a su manera, y de ahí surgirán los conflictos, que no se podrán evitar del todo cada vez que el humano entra en relación con su entorno: Matías, que pinta y crea sus personajes literarios, que lo acucian, al margen de cualquier otro compromiso social, buscando el éxito en sus creaciones; Roberto, ya jubilado, que se ofrece como médico para trabajar voluntario en el hospital, hostigado por su novia, que le exige compromiso, al tiempo que está preocupado por su hija médico quien trabaja en el hospital...

 

 

            ISLA DESIERTA propone muchas soluciones, no obstante testimoniar el momento, por lo que es un film que le muestra al espectador, al final, un cántico de esperanza...

 

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Los libros de Amparo Walls Hernández. Escribir a los 94 años.

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Día Mundial del Teatro: la Libertad

La Libertad es el mejor símbolo para definir el teatro: la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la deshinibición como fuente creativa y de expresión de la libertad individual. En fin, la Libertad con mayúsculas sea cuanto sea lo que se entienda por libertad. Segismundo, el personaje central de "La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca, lo tenía bien claro, era poder actuar libremente sin estar sujeto y oculto en una cueva. Puede ser un símbolo de nuestra condición humana (como bien indicó Platón), pero también es la constatación evidente de que nos somos libres aún hoy día (sin tener que remontarnos al siglo XVII), y que estamos sujetos a las decisiones de otros, a los giros económicos y políticos, a la contingencia diaria de la incertidumbre moderna y a la manipulación social de quienes socialmente deciden por nosotros. Por eso, quiero dejar constancia de ese grito individual de Segismundo como  un testimonio general en el que se reclama la sustancial y verdadera libertad.

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Sancho, hombre de trapo

 

© Alberto Omar Walls

[…] movidos de un mismo espíritu, se llegaron a Sancho, y apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y echándole en ella […] comenzaron a levantarla en alto y a holgarse con él como un perro por carnestolendas. Las voces que el mísero manteado daba fueron tantas, que llegaron a los oídos de su amo…

           Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

            Capítulo XVII

 

 

Me maltratan como muñeco de trapo

y gritan colorin colorado,

así estuviese de colores pintado.

 

¿Soy de trapo? ¡He de ser muñeco

barato, de trapo rajado y

meado por aguas de niños!

Sí, soy de trapo, porque me atrapan,

me aprietan contra el suelo, mis costuras

se rasgan y me destripan

como si tuviera crin, guata, y aserrín.

 

¿Seré un muñeco de trapo?,

¡lo juro, no me hicieron de crin,

ni aserrín, ni trozos de trapo,

y no tengo colores ni manos de barniz!

¡Ay, que me hicieron de carne doliente,

y solo soy el pobre Sancho

que en nada niega ni contradice

la autoridad de don Quijote,

y por ello tengo maltrechos mis huesos

con todos mis trapos molidos!

 

¡Aunque si me hicieron de trapo,

que es material barato,

y me desbaratara, pues con dos zurcidos,

un gran hato en el pescuezo,

y quizá de esta me escapo!

 

De ser de trapo tendría mis siete vidas,

las siete de un felino, y me escaparía

tirando sin bridas hacia los lados

así en la vida como en la muerte,

porque siempre resistirá

y aguantará mi cuerpo de trapo

que guarda mis vísceras de guata…

 

¡Pero qué de vapuleos me dan los maleantes,

qué tremendas volteretas dibujo en el aire,

y con qué mareos y padecimientos me regalan!

 

¡Cuidad donde caigan mis madejas,

si mi cuerpo es de trapo,

por si lo atrapara las uñas afiladas

de aquel gato! Porque todo gato palpa

mira, saja y tira, muerde y abre

el vientre de trapo y destripa

el aserrín enguatado. Ay, maldito gato

si me atrapara la cabeza… La deshuesa

del resto de mi trapo, las desesa

y deshilvana la tela de araña

mal hilada de mi cerebro,

desmadejaría la lana de mis cuentas

de pensamientos y desmemoriaría

la historia de mi triste pasado.

Cansado me dejaría, cejando en su juego

carnicero, y yo quedaría abierto,

acabado, destrozado, sangrado,

arañado, mordido, vejado,

llorando, ¡ay, bendito Sancho!,

la ausencia de todo tu ser

y el olvido de toda tu parentela.

 

¿Me hicieron de trapo?

¡Será porque me adapto a cien brazos!

¡Voy de mano en mano! ¡Una mano

me mece, otra mano me acuna,

me pellizcan manos, en abrazos

crueles manos se hermanan y se aúnan

manos con mi cuerpo de trapo!

¡Manos me estiran, manos minan

con malos tratos la unidad

de mi cuerpo de trapo! ¡Manos

me contraen y manos me deshacen,

manos me tiran y manos

me recogen, me castigan manos,

y manos me sobrecogen,

manos me reprenden sin tacto

y hacen pactos tantas manos

que destrozan mi cuerpo de trapo!

 

Harapo pendejo, mi cuerpo de trapo,

lana raída que no puede huir

de las viles manos. Las manos alzadas

se rifan mi cuerpo de trapo y lo hacen trizas.

 

La tinta roja que destilan

mis harapos se desliza y aprisa

prende en la ansiosa estopa

de las manos, como si mis trapos

cedieran al fuego de las iras

y ardieran con sangre brillante

y viscosa de mi cuerpo de trapo, pelleja

sajada por los tajos de las sucias

uñas de tantas pérfidas manos.

 

¡Ya no soy el humilde Sancho,

sino un destartalado muñeco de trapo,

moñudo, colorín y colorado!

¿Que de moquetes se trata?,

¡la que me cae encima! ¡Apartad,

apartad tantas manos de mi cara!

 

¡Ya vuelvo a lo alto, al aire

mantean mi pelele y no escapo!

Dios lo sabe, soy de trapo,

que caigo, me enredo, me desbarato,

que subo, me tuerzo, descalabro,

que crujo, me aguanto, pero me adapto

y salto de mano en mano, hasta

que me abandonan en tierra

casi muerto, mugriento, sin aliento…

 

¡Ay, mi amo don Quijote,

paréceme que la vida se va en un suspiro!,

¿pero qué extraño destino nos trajo

a esta desvencijada venta, que llamáis castillo, 

olvidada de la fortuna del buen Dios?

 

Lloro mi soledad descuajeringado

en este rincón mohoso, pero solo me quejo

de mi mala y contrahecha suerte

y no del dolor de este vapuleado cuerpo,

que…¿qué iba a deciros, vuesa Merced?

 

¡ah, que ya no siento mis trapos!

 

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Angie Hernández gana el III Premio Amparo Walls Hernández

 

 FALLO DEL JURADO DEL III PREMIO LITERARIO

AMPARO WALLS HERNÁNDEZ CONVOCADO POR

LA ASOCIACIÓN CULTURAL CANARIA DE ESCRITORES/AS (ACTE).

 

En Tenerife, el 21 de julio de 2021, se reunió el jurado nombrado para fallar este concurso, integrado por representantes de la Literatura Canaria actual, en el que actuó como secretario sin voz ni voto Damián H. Estévez, vicepresidente de ACTE.

 

Después de las deliberaciones para valorar las doce novelas presentadas a concurso, provenientes tanto de las islas como de países sudamericanos, el jurado decidió otorgar el III Premio Literario Amparo Walls Hernández, consistente en la publicación de la obra, al libro de relatos titulado Piedra y océano, presentada bajo el seudónimo Agora. Una vez abierta la plica con los datos del autor, éste resultó ser ÁNGELES HERNÁNDEZ CRUZ.

 

 

 

 https://www.actecanarias.es/es/angie-hernandez-ganadora-el-iii-premio-amparo-walls-hernandez-novela-corta

ISLA DESIERTA

 

            ISLA DESIERTA, es un mediometraje escrito y dirigido por Eduardo Melián y Melania Simón (ideado en el taller del cineasta Raúl Jiménez) que rodamos una vez acabado el confinamiento, cuidando todas las medidas de seguridad sanitaria (que no eran pocas), y acortando al máximo también el tiempo de rodaje.

 

            El tema estrella, general, como no podía ser de otra manera, fue el que estaba en el ánimo de toda la población mundial y que nos había paralizado en nuestras casas durante tres larguísimos meses: la pandemia originada por el Covid19.

 

            Pero bajando a la historia específica, los guionistas nos muestran unos personajes vitales que sufren el terremoto social, cada uno a su manera, y de ahí surgirán los conflictos, que no se podrán evitar del todo cada vez que el humano entra en relación con su entorno: Matías, que pinta y crea sus personajes literarios, que lo acucian, al margen de cualquier otro compromiso social, buscando el éxito en sus creaciones; Roberto, ya jubilado, que se ofrece como médico para trabajar voluntario en el hospital, hostigado por su novia, que le exige compromiso, al tiempo que está preocupado por su hija médico quien trabaja en el hospital...

 

 

            ISLA DESIERTA propone muchas soluciones, no obstante testimoniar el momento, por lo que es un film que le muestra al espectador, al final, un cántico de esperanza...

 

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"Mariposa de papel", un bello libro de Amparo Walls Hernández quien, tal día como hoy, voló al Otro lado.
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https://www.facebook.com/alberto.omarwalls