© Alberto Omar Walls
Pudiera ser parte de un scherzo, o un conjunto de fractales con información aparentemente silenciosa, insonora. Pero sabemos que en el cielo, nuestro llamado cielo que no es otra cosa que la atmósfera que tanto nos protege como nos limita, a cada rato se inscriben y componen partituras cuyos significados tonales desconocemos.
A veces quiero interpretar sus significados cromáticos, pero, al caer definitivamente la tarde, pronto se desvanecen y me quedo solo con la tenue figura al fondo del Teide. No ha habido tiempo de descifrar nada, porque las nubes están en continuo movimiento. Por eso uso la cámara, pero lo terrible [y hermoso, de la fotografía] es que detiene el significado grupal que estuvo en movimiento. Y aunque utilizara el vídeo, sé que cuando lo revise no habrá comunión posible para sentir aquel momento presente, como espectador y vivenciador de la experiencia. Solo quedará la reconstrucción de algo que no existe ya sino en el pasado. Por eso, entre otras cosas, me venía muy bien que ya hubiese aceptado la comunidad científica, ¡por lo menos!, la existencia del neutrino. Qué lentos van…
Sé que esos lindos cuadros de pinceladas exquisitas a lo Zóbel, con sus significados admosféricos, los registran los conocedores de esas repeticiones fractales, porque son supuestamente predecibles; por eso busco otras similitudes y juegos numéricos, holografías, o figuras etéricas con valores tanto causal, mental como búdico.
O multidimensional, que para el caso me resultan hoy más sugerentes…Porque todo lo que nos rodea tiene significado.
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